jueves, 10 de septiembre de 2009


Cada día es un cero.
Un bis hacia el infinito…
Una angustia hecha múltiples espejos,
Un remedo de un mimo mendigo
Que no cambia ni al jalar de la cadena
Ni al bajar el telón de carne cada pedazo de las mismas noches.

Las oraciones están selectas
Y las uñas desmugradas.
El cabello en dosis no cuestionables
Y el almidón es la piel que cubre al muerto
Para disimular el féretro por si algún momento uno se detiene
De tanto plástico revuelco,
De tanto TANTO momento.

Cada día se resuelve como el único y frío inicio numeral
Elevado a enésimas potencias
Sin tener razón de ser denominado como jueves o domingo
O como un mañana que será calco de las tibias mañanas
Cuando todos somos apurados micos.

Pero este escrito no se acaba, ni puede leerse
Porque digo lo mismo,
Por escribo lo mismo,
Porque hago lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo,
Lo mismo…

martes, 1 de septiembre de 2009

borrador

Debería haber un asiento para la torpeza
Y un diván para el asco,
Que al lado tenga ricino en el velador
Para la ocurrencia de vestir corriente
Y el extender de mano
Y los buenos días
Y los cariñosos besos
Y la penetración
Y el olvido con bufanda hecha de lana y distracción.

Pues un recodo de lamento en la eucaristía no basta
Para exculpar este barro blanco
Que baña las mandíbulas a la hora del mastique
Donde el pellejo frito es un porcino acuchillado
Y la frente es talón
Ante la victoria hecha un resumen de saltos estúpidos
Que un mono grande golpeando su pecho gruñó.

Debería haber una cámara a cocción
Pues hervido en termales cuantías
Quizá de una vez
Haga el disparo que lo suficiente acalló
Y ruede el hilo rojo hecho un aviso
Hecho el cartel en la lágrima de defunción
.
Pensar en el cobijo de los huesos
Como alfombra de polvo
En pro de los rezos y los recuerdos
Carcome la esperanza
Y enluta la tan aclamada, a esa tan aclamada.

Y en nombre del bostezo
Acuclillarse ante un frío objeto
Para sentir el fresco de un óleo
Y arrullar la densidad de un violoncelo
Atora nuestros más desarrollados, esos cinco desarrollados.

Pero encumbrar en hileras
Los aniversarios de un patio hecho 4 hitos
A favor de un número pequeñísimo
Enrostra el monumento de costra
De ese nuestro tan atizado tino.

Esa tan aclamada,
Esos tan desarrollados
Ese enorme tino,
Ese grueso hilo, que pasa desapercibido
De la punta de un oído a otro limbo.



lunes, 20 de julio de 2009

credo

Dios es una moneda,
Que abulta templos y centavos observas
En la colina de las cantatas
Y los reflectores en abundante secuencia.
Para ser desde su ruma
Monumento de envidia y monolito de penitencia.

Dios es un camarógrafo,
Que retrata el disimulo con brillo y sin contraste.
Y en perspectiva de mundano
Ve los murales sin grietas
Simulando con matices el cuarteado fondo de perpetuas quejas,
Para exponer en verbenas
La tarúpida secuencia,
De elogios a la incoherencia.

Dios es un cólico.
Que se olvida con oraciones, que pueden beberse los domingos
Y preguntarse entre gemidos de una selva en perpetuo correteo
Y cornetas del medioevo,
Para así ser más un hombre derecho.

Ay dios, eres tan pantalla y tan suela
Que hasta te creemos coincidencia y venturas.
Ya sabemos que las hojas se caen al ritmo del viento entre brumas.

jueves, 18 de junio de 2009

Carta abierta al Sr. Alan García

¿Tiene que ser siempre tan alto el precio de su entendimiento?, ¿cuál es la garantía que le avala el seguir teniendo crédito para dar la cara cuando su deuda es ya impagable? Sabe usted que tiene en su palmarés el brío de millones de escépticos que se largaron y enajenaron para no volver al país que usted en los 80’s manejó al ritmo de sus dosis ansiolíticas; el saldo de unos puños en alto que aún yacen en las profundidades de La Punta; y la nada despreciable cifra inflacionaria con la que en algo casi igualamos a Germania y su récord de los 20’s. Aún así, usted nos dejó lo que creíamos sería su último suspiro, al crear junto a Thorndike y Mantilla, desde los suburbios ignotos, al reo que quiso 15 y estuvo 10, y hoy posiblemente agonice por 25 años, si es que las voces de los campos rosáceos se lo permiten. En aquel frío del inicio de los 90’s se largó a reflexionar y creyó que leyendo a Samuelson en las calles de París, encontraría las respuestas a sus errores y pecados. Un decenio después, retorna sin corbata y evidentemente anchísimo y fresco. Se aprovecha de la enorme masa estúpida de Ugarte que es casi todo su partido, y la amnesia e ingenuidad de muchos de los primates de este terreno; para casi entornillarse nuevamente en el sillón; mas, le bastó sólo un quinquenio para transar con aquellos rostros anónimos que alguna vez lo traicionaron, y los fieles absurdos que siguen al nipón, para hacerse de su querida banda bicolor; sosteniendo un verso responsable que maquilla su megalomanía por tener la esperanza de ser recordado como un hombre que pudo y que sabía.

Pero el precio de su entendimiento siempre son las vidas frías, y me imagino que su gordura de pastillas y comida, se sacude y se agita cuando un grupo de olvidados nos recuerda que también podemos decir No; y obedeciendo el dictamen de su mecánica insana ordena el sacrificio de los incautos uniformados al frente, y resume en la memoria de un pueblo - al ver su cielo azotado de hélices y balas – unas flores y un discurso de luto. Pero no entiende que lo que mata no son los muertos enormes, sino el saber que usted al fresco de una lectura, tras haber hecho porcentajes en mesa redonda el domingo, da cuenta de un arrepentimiento, que ya le estaba costando números a aquellos que le susurran desde anónimas gerencias, así como a las hordas japonesas y a su mocha llena de aspiraciones y amnesias.

Yo me permito escribir este sincero berreo, sabiéndome uno más que grita y marcha, uno más que va y que viene de otro polo a su casa; sin cadenas de tiendas ni intereses mezquinos, y siendo un totalmente imperfecto sujeto que reflexiona y que le duele, que recuerda y se avergüenza. Se que para usted estas letras no valen y sé que será inútil creer que en su giba resuena el eco de un terreno que usted cree que gobierna pero que en el fondo sólo con su rostro el deseo puntiagudo de los verdaderos otros representa. Pero sepa usted, Sr. García, que bajo tierra las flores no dan perfume a lo que en vida se pudre, y los fantasmas no olvidan lo que usted se olvida y enmienda con un medicamento insalubre.



Jonathan Estrada
D.N.I. 42315482
Lima, 18 de junio del 2009

miércoles, 10 de junio de 2009

Epitafio


Convencido de mi “estaré bajo tierra”
Me acostumbro a morder el polvo
Y mascar los gusanos y el guante
De las manos que auscultan los retretes
Donde el hombre se termina y estremece.
Y también practico al dormir de brazos cruzados
Abotonando mi cuerpo con mis uñas
Y dilatando mis hoyos para asirlos de blanco
Como si el hedor no se contuviera ya en mi labio.

Chapoteo en el barro por si es necesario ser más inmundo
Y me hago blanco de las piedras
Por si llagas más profundas necesite
Ante el silencio de la culpa
Y el rencor de los talones
Hecho el expiro de un ombligo deforme.

Más, no brotará de mi tierra vida alguna
Si he elegido tener como fértil el verso
Y sé que este es el terreno donde lo baldío es eterno
Y sólo el frío cuece los lamentos.

Sé que no serán los inviernos
Ni los sueños secos de los arrepentimientos
Pues será el lunes el fúnebre suceso
Un pútrido momento
Que sólo una lápida dejará inscrito el olvidable momento.


05/06/2009

Desde el sillón




Desde un sillón, el hombre se olvida del hombre.
Y posado con ambos recodos hechos grasos manantiales
Mastica y observa,
La decisión tan leve
Que ha de pesar debajo, tras las crujientes patas.
Allí donde alguna vez caminó.

El rostro callo
Agrietado de verse obligado a seguir resonando
Se empoza en la obesa sierra hecha un andén de 4 pisos.
Cada uno más expandido
Cada cual más inerte ante los vientos fríos,
Que se cubren de sedas y más adornos dorados y negritos.

Allí donde el sillón da nombre
Y se enluta el renombre de la investidura
Se acomoda un cuerpo momentáneo
Para ser la gran anécdota que moja el seco jardín de recuerdos
Al antojo de un solo dedo
Y a la firma hecha sentencia
De la olvidada gardenia,
Y el siempre vivo sediento hecho monumento.

Tienes también tras el sillón
Cinco escuálidas falanges de una dama
Que despercuden la presencia de copos en tus rocosos hombros;
Y te traen una bandeja con tensas líneas y sangre en copa
Por si requieres más dureza ante la pantalla
Por si el sillón no te da más entereza en madrugadas.

Dictarás entonces, un número de muertos y de respiros
Para adornar las casillas de los peones
Si es que no te es suficiente la escolta de alfiles, equinos y torreones
Y el cerco de tacones en descanso sin temores.
Pero si de hacer grueso el ataque se trata
Tendrás menudencia de sobra,
Y si de escabullir el brote de sendas sudas se trate
Habrá largos enroques, detrás de patios enormes
Donde los papeles hechos maleza te darán consorte.

Tendrás desde el sillón intacta la suela
Por el vuelo efímero que te da el escandaloso marco de oro y platino;
Y sudarás de no moverte,
Pues el peso de tu saliva hará más fría la escasa brisa
Hará más tibia tu nalga sin línea
Y hará de madera el día que te abracen,
Los fantasmas del quinquenio que tenías.



martes, 10 de marzo de 2009

Ud. ha sido contratado





Mi válvula agitada, ha vuelto a ser de plástico…
Impermeable,
Moldeable,
Inflamable.

Su cántico resuena, en las frecuencias exactas
Y cabría decir que genera, audiencias masticadas
Acostumbradas al síntoma jugoso, la carne chamuscada
Y a su ritmo lodoso
Ese que apesta en la cerilla.

Y en sucinto esfuerzo
Aprendo reglamentos
Y encuentro meros impedimentos
Al ser de calabaza mi remedo expuesto,
Mi caparazón de abesto.

El asco, es horrendo
Y continuaría muriendo
Al deshoje de mis cosméticos,
Al desgaste de mis parlantes
Y a lo hediondo de mis poros charlatanes.

Ha vuelto el gusano,
Quizá simplemente,
Siempre estuvo dentro.

bandera parda

Me rindo en cuantías peligrosas
Y hasta recomendables.
Dándole hasta la tarde de la sábana
Y mascando las letras del epitafio.

Me rindo como sana recomendación.

Porque sí que es vanidoso el espejo;
Reflejo de las 20 veces que hemos contado cienes
Sin pensar en volver asteriscos las sienes.

Y el desaparecido etcétera
Entre las agujas sin tela;
Y los apócrifos 12 (esos apóstoles)
Se hacen cuaderno de notas.

Y el cofre de la memoria, está colgado en el pizarrón líquido
Donde todos se encuentran
Donde todos se enferman.