viernes, 22 de enero de 2010

Haití

No me duele la taquicardia de la tierra
Ni la plétora de fantasmas apilados cual costales,
Pues la muerte ni se llora ni se celebra.
Es simplemente cuestión de estar mal parado a voluntad del azar,
O presionar con temple el instrumento elegido.

Pero en esta revista la muerte es negocio.
Pues 1/3 de tierra desaparecido, es capricho de Dios, y muchos titulares.
O apuesta perdida en póker de barbas y rojos cuernotes,
Como si una sola muestra del absurdo no fuera suficiente
Para hacer de un islote en desgracia
Un parqueo de occisos sin plaza, y muestra de la buena fotografía.

No habrá más pedazo de Haití que no sea cementerio,
Ni café tranquilo al hacer la tarde en las riveras.
No habrá estadística final que tranquilice
Ni bandera a media asta que pueda izarse.
No habrá oración que no haya sido expresa en vano,
Ni voluntad enana ante el zarandeo de una Gea insolente.

Pero, es peor.
Pues… ¿a qué se remitirá la nostalgia del infante?
Sino a la sepultura y el escombro
La tembladera y el sollozo
O a lo inútil que es una mano si se pierden tantísimos pares.

Sólo cabe una última sugerencia:
Que no se molesten los empresarios en plantar funerarias
La tierra ya tiene en vitrina el purgatorio sin hacer tanto alarde ni trámite.