miércoles, 2 de julio de 2008

El jardinero de Plutón


De corazoncito rampante ante las medialunas
Establecido en mi gélido momento del día
He de escarbar entre la tierra gélida
En busca de un humor tibiecito
Que en cariño de la miseria, pueda darme cobijo.

Y en paseo vitando ante las estrellas estremezco lo poco de alma
Que ha crecido entre este frío
Y remonto los recuerdos al futuro para verme imaginado un sueño
Que chiquito de cadalso se ha mantenido
Acalorado entre este pálido huerto de rizos negros
Y valiente entre el rosedal de los cabellos y sus designios hechos belfos.

Y fijamente encuentro entre el témpano… el reflejo
Y allí donde nace la imagen de mi rostro
Veo un tenebroso mundo a tientas
Que detrás se ha destruido y que empiezo a recordar.

Y concretamente tuve los ojos de Cristo
Al ver mi globo azul hacerse apéndice de lo podrido
Y en mutante brío el hombre hecho un cazador de los que no hay
En pedacitos se fue hasta un África sin apetito, para la panza atorar.

Y en los guiños de la congelada pantalla
Que convulsionaba como de tanta fotografía de una nada
Me contuve al momento de un ángulo,
Para percatarme de un pedazo de alma
Que se lloró en esta tierra
Donde la niebla era el tránsito
Y la soledad la mejor querella;

Entonces los mitones y herramientas tomé
Por conservar esa lágrima y hacerla correr
Para que el llanto de esta sal perpetua se arrime entre las rocas celestes
Y se haga mares.

Y en mi afán no dormí un invierno
Ni divise las boreales danzas de las almas del universo
Pues mi tijera y mis callos, solamente a la futura plegaria se daban
Porque daba nada y daba nada.

Y al pasar los tres veranos pertenecientes a esos mutilados años
Allí donde recorría mi calma un poco de descanso
El haz del sol rozó mi vientre
Y percateme de la vida hecha verdad
Pues en esta tierra helada había brotado un niño
Que llorón tenía un solo pétalo
Y al cual haría yo de hasta su madre
Pues podría ser una tonta expresión de mi era
Pero en plutón creció de la baldía tierra
Mi planta llena de tristeza
Mi única razón de la existencia.
Querrás también mis uñas?
O quizá la película de mi vitrina en reverenda posición
Tómate los ripios si quieres
Las suelas gastadas para tu deguste
Mis extremos defectuosos que adornen tu carreta
Mi caspa de 5 días como sal de remesa
O lo que quede que puedas tomar.

Mi bolsillo es color de arena
Y recostado en la miseria de las mismas vueltas
Empuñadas al horario de mesera de cantina
Mis veredas son alfombras coloreadas de ocre verdura, muerte de continentes.

Seguro también quieres mi última posesión…
Mi última bandera de independencia
Pero no puedes, no podrás…
No podrías tenerla ni con tus cascos embetunados
Ni con la armada de un llameante suceso romano
Porque en defensa de mi torreón de infantes
Escupo lo llamado entereza
Y te pongo el pecho abierto a prueba de tus mentiras
Y mis manos escribiendo a pulso de blanca tinta
Y mi credo subterráneo que corone la destrucción de todos los devotos
Y mi devoción contradictoria que clama barro y lodazal
Que se retuerce de naturaleza
Que se muere de la decepción
Y que vuelve aún serena sin un pelo de convicción.

Porque en la maratón del cuerdo mundo
Me alejo del camino no por atajos
Sino por sombras, a las cuales poder en te cálido
Sembrarme una duda
Que merezco y no absuelvo
Pero que me quita de tu masa bruta.