miércoles, 13 de octubre de 2010

Fénix 33

Estimado Sr. Luis Urzúa, dedico estas líneas a Ud. Con el mayor respeto por su voluntad infranqueable y con un juego de suplantación imaginaria que estimo no tome como ofensa ni desconsiderado palabreo.


El rumor exaltado rebota en la roca.
Los vítores tragados por el silencio…
Y el azar dejando proscrita su sentencia que rebosa en la mayor soledad
Que haya sufrido la especie
En el manto mismo del íleon de la tierra.

Ahora peludo y hediondo
Tendré el vívido recuerdo de nacer otra vez.
En esta cesárea ígnea de la madre piedra
Que me alberga en 69 vidas sombrías, de cobriza compañía y sudor de prieta jauría.

Aquí espero hablándole al recodo del universo
Quien me ha puesto un techo y macizo rectángulo
Como guarida en su gigante vacío.
Estimo que Dios debe andar hurgando en las gavetas del sufrimiento
Al haber sido yo tan pecaminoso.

Mi faro tenue calienta mi frente
Y los brazos cruzados del mayor silencio en el mundo
Son más cálidos que aquella braza del patio de arriba.
¿Para qué entonces?
Volver a ser hormiga en las piernas del obeso
Si en el seno de este duro útero hay más calor que en la soledad del orbe grasoso.

Allá arriba está su apretón soberano
Y la caricatura solemne de mis callos olvidados.
Las luces tintineantes y sus vivas del escándalo
Harán de mí el menjunje de editores y glotones noticiarios
Y el estruendo de las semanas
Será mi sentencia del resto de la muerte que camina
Para olvidarse después de unos minutos de primicia.

Las horas pulgosas vuelven
La plenaria del decálogo se yergue,
El monumento al ritmo del regurgito se abalanza,
Y abandono el yeyuno de la madre pétrea
Y se termina la nostalgia de amar los recuerdos
700, 220, 156, 23m…. suelo:

Es un honor Sr. Presidente.