viernes, 16 de mayo de 2008

recreo




Entiendo tu martes
En el asiento de atrás
En la legaña negada, que abandona la única paz de la infancia
Empapada a la fuerza
Para embutirte la hoja hervida, agolpada de margarina, si fuera la suerte tanta.

Entiendo tu remilgo
Al ser cabalgado cual mula
Ante pesada y absurda estiba, de las miles de hojas encriptadas
Y centenarmente tan brutas.

Y entiendo tu barullo
De recreo impreso en mermelada
Embadurnado de sal y rodilla empolvada
Que deshace la tela ploma
Como si los chinos en ello no se dejaran.

(más no entiendo esa falda
envuelta en coleta y paleta roja
que sinceramente evoca, ser maestro de gratificación penosa)

Pero envuelto tu mar, en la bruma del paredón
Verde e inmenso, con niebla estoica
Que te atora las palabras
Y retoca las historias
Vale para mí tu sueño, y tu triste zarandeo, a las mañanas de cocoa,
A los recesos de lactosa,
Y a los bostezos de cuarto de hora.

Porque en tanto el libro se abra a regla resonante ante el madero
Más respiro en pesadilla será en tus sesos
Y en tanto el recitar sea tarea
Más tertulia tendré a través de las teclas
Y en tanto el número sea hielo y tres palitos,
Sumaré tan sólo con mecánicas trucheras
Y en tanto un pasado evoque pinturas de la Warner
Menos adjudicaré un imperio a una varilla
Y en tanto la polilla en el umbral sea toda tu salida
Se regirán las puertas de tu nube distraída
Allí donde anda tu casco volando
Y tu costra segregando y esperando un nuevo tajo.
Vale el ocio como la escuela de color y crías brillas.

Salida!!!!!!!

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