Su mérito es ser de pie;
Farol de los navíos extraviados
Cazadores de un estrecho paraíso o islote
Donde dejarse al edredón de la tabla redonda signifique
Chasquidos efervescentes del fin de la última noche.
Más lo extraño no es su boca,
Ni la trama de sus ajados bellos.
Lo sincero es su cadencia
Resuelta en la inmovilidad de sus pares sucesos
Resumidos en 2 colosos momentos
Henchidos y tectónicos
Proletarios de 11 a 7
Pesando cual talegas
Señalando siempre al frente
A pesar de sus ojos enterrados
Y la clásica señal de estupor
Que trapea y coquetea
Reprime y embrutece
A los viajeros sin norte
Habitantes del insomnio en el pernocte.
Quizá el colirio esparcido la refleja
Pero no toda en su esquiva prenda de bagatela.
Quizá su ancha cutícula en verdad la exprese
Más no toda en su casta forma de simular la dulce seña;
Quizá sus días sean como sus senos
Hinchados y atrapados al negro velo de plebeya.
viernes, 16 de mayo de 2008
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