domingo, 1 de abril de 2007

La resistencia

gracias a Ernesto Sábato, y sus ojeras inmortales
del homónimo texto de cabecera.

Resiste al pie derecho, callo al suelo, uña entrante.
Que a la baldosa, fría la gota, helado el mechón,
Espejo en amarillo y cuchilla en mentón
Quién quiera que por algo más.

Granos en asa, resiste la gargantilla elegante
Resiste los tacones, charoles, hermoso tu apuro
La misma gente en montón, de a puñaleros contratiempos.
Ocas, marranos, un camal embutido
Llega y aviéntate, resiste, aún.

Y puja segundos al cruce rojito
Aprieta la cabeza, dúchate de nalgas
Ajusta las palabras en cuadritos
Y traga saliva… queda más por resistir.

Tres, cinco, siete… y contando
En nones o pares, lo que vale es la secuencia
Eficiencia, codito, y lustre a la frente vitante
Que tiene sudando la peca
Del vuelve al vuelve, el mamífero hacer.

Resiste ese tiempo, agónico en transcurso
Que sume la corva mirada del día
Ante el bobo brillante de pulgadas exactas, o bien en mameluco bajo la bujía
Que grasosa es, igual que el escritorio
Igual que sobres bajo ranuras, buscando puntual destino por las puras.

Resiste…
Las 18 acuden en tiempo muerto
Y un gancho de quinceavo asalto, saca a la vuelta del gentío
Abraza tus canas, envuelve la noche
Y masca tus granos. Resiste sus piernas
Con tu apéndice muerto
Y goza la sábana sin siquiera un hálito de deseo.
Resiste tu sueño
Que las básicas cartas, azules quisieras
Más rojas arden como llamas de cera, que poco a poco, desgranan la billetera.
Resiste al otra vez
Y besa la escalera
Adora la mística era,
De luminiscencia
Con cálculo de brechas
Con leche al río, más no a la teta.

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