sábado, 23 de febrero de 2008

No son sutiles los minutos al trabajo, tampoco en él,
Ni se acercan a la espera de las grandes respuestas
Mucho menos a la compasión que da la silla,
Ergonómica o de tachuelas.

A veces me gustaría pensar en una danza
Que al desorden aclame el vuelo de papeles y sus ganchos
Los descuadres en haberes
Y los beneficios a los rostros de la espalda sin resane.
Porque allí si hay rostros sin neón sino carbón
Y muge la cutícula de gastada su tanta seis a veintiuno.

Pero seamos sinceros -o finjamos bien-
Estamos aquí, algunos de inercia de globo maquillada con suerte
¿! Y el esfuerzo!?
Ja.
Yo no me creo ello;
Pero puede que poco pueda revertir
Para izar un nombre o una consigna
O salir de una vez TODOS por ese pórtico,
Sin tarjetas tarjadas, ni remordimientos de peseta.

¡Ahí vamos!!

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