viernes, 25 de marzo de 2011

Residencia


No ha servido irse
Sino para hervir el pasado,
Y roer el óxido de mis cayos
Que implantaste soberanamente…
En cada llaga abierta de mis pasitos de venado.

Tus calles azules,
Que soportan lo que fue el sueño de mozos rampantes.
Son hoy el panteón de torres hongueadas;
Guaridas de macoña y falos babeantes en húmedos duraznos.

Tu loza cuarteada, testigo de acrobacias y piruetas
Es hoy terreno estéril de cueros desinflados
Donde rechinan los vidrios de noches desaforadas
Y se mata y se muere la muerte.

Tú me arrojas al recuerdo del primer vaso a hurtadillas
Y al pucho ahogado en bocanadas
Con los arpegios de una vida que en todo se nos tardó.

Mi romance tras los basurales
Se deshizo en cavernas de hijos abortados
Y demás postres de resina y simulado edredón.
Tu mar de sótanos y rendijas,
Tus austeros parques rancios
Tus bancas hechas podios y hasta púlpitos de nuestro semen catapultado.

¡Qué sed de competir de rodillas sin querer ganar nada!
Y derrocar lo poco de recuerdo magro
Con los brazos extendidos girando al viento siendo ingrávidos,
Danzantes de lo escéptico,
Músicos del ritmo silencioso
Que brindábamos al sol con saliva
Sudando de cariño en ese arco imaginario.

Palomino es tumba de deseos
Y grieta de unas Bermudas que resisten a extraviarse del todo.
Porque si no qué puede ser:
Fracasar y sentir el triunfo
Que es libar los conchos de madrugada
Y aspirar lo más barato del suelo
Queriendo volar para chocarse… siempre.

Esta es la frustración deliciosa
El ritmo candente de un desenfreno
Que muta en brillos efímeros que bastan…
Para ser héroe,
Para ser nadie,
Para nada…


jueves, 17 de marzo de 2011

dueto cárdeno



Sujeto al juicio de tu silencio
Y a la calumnia de diatribas mechándose en mi seso
Cuelgo el traje nupcial de este matrimonio ahogado
Y exprimo el vello de estas gónadas entumidas para decirte con cabeza de pájaro
Ven…

Alcemos cada disturbio de esta censura apuñalada
Y gritemos las lecturas que los ojos chamuscados no pudieron cantar.
Cerremos el capítulo que nunca empezó
Para comenzar lo que sabemos no podemos dar punto final
Ni aparte, ni seguido…

¡Esta basura de aceptar los juicios!

Cómete cada silencio de mis aullidos
Y sacude a gritos los pellejos rancios que encuentres
Frótate mis tripas y estira mi verga hasta hacerla una daga
Con la que debes darme muerte
Y en silencio habitar tanto en mí
Como en el otoño de las cavernas.

Y hazte chozas de mis huesos
Y cubre tu cama de mis pelos
Decora con mis garras amarillas las esquinas de tu sala
Y huele lo fétido de esta entrega enferma
Que sesea,
Que babea,
Lloriquea,
Y en la patraña pensante se queda.


viernes, 25 de febrero de 2011

documento

La exagerada ficción que rasguña la pantalla
Y la escupe de ditirambos…
Todos en fila, y uno más torcido que otro.
La comunión de los extremos,
La codicia de lo regalado,
El corazón de lo efímero,
La silueta de la porquería,
Y el acto transversal del traslado cómico.
Lo aburrido del ocio empaquetado
Y el eco de la sinuosa veleta encallada en la nada del océano.
Con mi febril constancia de aparato…

Tengo interruptor, y hasta unidad de medida.
Tengo el desperfecto de oscurecer en las avenidas
Y chapolear bajo el poste más tenue,
En la guarida de la prostituta de harapos y narices entumidas.
Tengo escuálidos momentos de cordura
Y una vez despellejado el ritmo, de mis féretros extremos,
No hay tarola que replique mis apurados miembros.

Y cuando exige la gravedad,
Plantarse recto en el umbral sin luna
Extiendo el cheque sudoroso
Empeñando nuevamente mis hombros con todo y patas.
Para empapado, masticado y escurrido
Correr de vuelta en vuelta en la madeja de tu olvido sin cintura,
Tan perfecto diseño de envoltura
Que la soledad de alturas
Despedaza la nostalgia; y te hace gallardo peón
De este ejército eterno que protege cada piedra
De este templo sin motivo
¡Que te excreta!

Ésta colonia usurpada del sueño
Que niega la posibilidad sin pudor,
De alcanzar el sino.

Ésta covacha luminosa que te prohíbe…
Porque si te decantas en una que otra pregunta
Está la nalga apenas decorada
Y el naufragio retumbante de una melodía contracturada
Y el peyote cuadrado de bolsillo y de sala.
Todo bien ganado con la muerte de cuarentaiocho pelos desperdiciados.
Y todos dicen ¡salud! y arriba las palmas…
Y tu danza insomne agrieta los muros
Del único pabellón que resiste,
El último frente del círculo polar
Que colude la amnistía con el puño encostrado.


¡Por favor!
No dejes que tomen la última celda
Mantente preso en aquella grave querella
Aquella saliva espesa que siempre cuesta tragar
Y recuerda que otra vez comienza
La procesión de las velas y las llagas.
La caminata entre semillas sin periodo de siembra llorada.

jueves, 3 de febrero de 2011

Obrero de carne;
Tu derrota es la existencia
Y el ocio una jugarreta oropelada de expendio febril
Que una vez al año sonríe al pie
Y a la percha de zurcido cachemir.

Obrero de mimbre;
Devuelto, revuelto, envuelto…
De rebote exacto y pordiosera propina
De plástico terso y brilloso fundillo.
Eres ósculo al absurdo
Y tu cadáver anda absorto de licencias al alma
Que en el folio de las oraciones te perdiste
Sin fichero ni estante en la covacha.

Obrero de huaipe;
Te veo gacho a cuatro patas
Y soy más rastrero aún por no extenderte mi mano
Que en justo mordisco harías trizas de un solo bocado.
Obrero de palta.
Obrero de azúcar.
Obrero de nada, pero también obrero…
Es el jornal lo que te prende en vilo
Haciendo equilibrio cuando ya hubieras caído de panza al fierro
Y justo roído.

martes, 2 de noviembre de 2010

I

Sicario de mis personajes
Suicida del elenco carburado en procesiones de silencio.
Uno a uno… van cayendo los trajes civilizados:
De la jeta fruncida y la amabilidad a cuestas,
De la serenidad y la taimada sapiencia,
De la cordura planchada y la verdad entera.

Bang, bang!!
El hilo cárdeno traspasa la rendija
Y los salpicones decorando las mayólicas
Los limpio con calma de asesino y una misa en los labios;
Y aún con las uñas rojas y el hedor amarillo
Tiento como orfebre el próximo molde de caparazón de estaño
Y me encorvo en ritual carpintero
Para tallar la nueva sonrisa
Esculpiendo la oscuridad de su mirada
Si es que lo quiero perro, poeta o patético obrero sin puño de protesta.

Me maquillo de mi madre y le abro los ojales
Lo visto de lunes y le ajusto la corbata
Le espolvoreo la obediencia bajo la papada
Y le canto una tonada de conformismo edulcorada (¿les suena la pared maravillosa?);
Pero acabado el oropel ciudadano
Le enfundo tras la espalda una calibre 44
Pesada y fría, apuntando hacia la nuca
Para no olvidar que el sueño calmo repleto de culo rascado,
Pesa más que lo imposible de ser erguido ser humano.

Y él me dice, plástico y empaquetado:
Háblate a ti con la conciencia de estar acabado
A fin de cuentas, basta con nuevamente querer haberte matado.



miércoles, 13 de octubre de 2010

Fénix 33

Estimado Sr. Luis Urzúa, dedico estas líneas a Ud. Con el mayor respeto por su voluntad infranqueable y con un juego de suplantación imaginaria que estimo no tome como ofensa ni desconsiderado palabreo.


El rumor exaltado rebota en la roca.
Los vítores tragados por el silencio…
Y el azar dejando proscrita su sentencia que rebosa en la mayor soledad
Que haya sufrido la especie
En el manto mismo del íleon de la tierra.

Ahora peludo y hediondo
Tendré el vívido recuerdo de nacer otra vez.
En esta cesárea ígnea de la madre piedra
Que me alberga en 69 vidas sombrías, de cobriza compañía y sudor de prieta jauría.

Aquí espero hablándole al recodo del universo
Quien me ha puesto un techo y macizo rectángulo
Como guarida en su gigante vacío.
Estimo que Dios debe andar hurgando en las gavetas del sufrimiento
Al haber sido yo tan pecaminoso.

Mi faro tenue calienta mi frente
Y los brazos cruzados del mayor silencio en el mundo
Son más cálidos que aquella braza del patio de arriba.
¿Para qué entonces?
Volver a ser hormiga en las piernas del obeso
Si en el seno de este duro útero hay más calor que en la soledad del orbe grasoso.

Allá arriba está su apretón soberano
Y la caricatura solemne de mis callos olvidados.
Las luces tintineantes y sus vivas del escándalo
Harán de mí el menjunje de editores y glotones noticiarios
Y el estruendo de las semanas
Será mi sentencia del resto de la muerte que camina
Para olvidarse después de unos minutos de primicia.

Las horas pulgosas vuelven
La plenaria del decálogo se yergue,
El monumento al ritmo del regurgito se abalanza,
Y abandono el yeyuno de la madre pétrea
Y se termina la nostalgia de amar los recuerdos
700, 220, 156, 23m…. suelo:

Es un honor Sr. Presidente.


martes, 28 de septiembre de 2010

El arpa sangrante

Llegamos tarde… muy tarde,
A esta nueva era.
Resolvimos vegetar en un remanso de ratones
Entre tapas y portadas
Bien mamones de nata negra, la más pura,
Escondiéndonos para sufrir del gozo.

Entendimos que en el desfase está la ventaja
Que permite ser alado y torpe pichón
De remilgo en nido y puchero en silencio.

Pero hoy:
¡ESTAMOS ENTRE USTEDES!
Tras vitrinas y escritorios; con fajines y gemelos…
Y danzamos rompiendo la línea de su marcha hedionda;
Dando en las horas muertas
Certera maña para la pluma.

Y de vez en cuando se frota con deliciosa soledad
El remedo del placer que cuelga,
Hirviendo, cuando su nevera imprime la costumbre en sus muñecas;
Y sacudiendo el nervio como en reclamo ignorante
Enchufando el sexo a la retina
Cuando tú terminas tu informe en horas vespertinas.

Pero somos torpes resistiendo al llegar tan tarde a ese mañana
Que preferimos adelantarnos a un ayer que no murió.

Y el opaco sentimiento humeante
Se hace vapor de microbús en madrugada…
Pero tampoco exijan entereza
Si apenas cuidamos la cáscara
Para no apestar en plena sala de tanta inútil coraza.
Pero sabemos,
Que también te mata ser oráculo
Resolviendo el retraso en el teorema del vaso.

Yo se que la legaña da cuenta que los ángeles tienen piojos
Y la cuerda, esa tripa que tiembla
Es el arpa con la que toca el arcángel deportado,
Nuestras patas y pelos tensos de lado a lado…
Para hacernos saber que sólo somos un cadáver con pellejo,
O el arpegio de un silencio que se escucha rancio.